Cosas Mías

Empezamos con un té imaginario y muchos apuntes de histología, casi podía beber de tus ojos dulces, aun intoxicados por las flores de le terraza. Ahí creo que empezaste a leerme y escribir en tu mente mi biografiá y yo dormido solo estaba embelesado con tus ovarios y tu sonrisa blanca. Para variar perdí mi norte entre dos polleras y unas rubias tontas, vos ya lo habías profetizado aun antes de los besos mas tiernos que pude dar. El té debe haber hecho efecto y quizás tengas razón y no te ame, solo crea que te amo y haya quedado en el medio exacto de ser tu fantasma o nada. Esta alucinación ya no duele, quizás habré madurado o mi estupidez me llevo para siempre...

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